jueves, 26 de junio de 2014

El recorrido de un Sueño

Érase una de esas noches de noviembre como todas las mismas noches que pasábamos juntos, mirando tv y contándonos las experiencias del día en donde salió el tema de: en qué invertir el dinero que veníamos ahorrando con nuestros respectivos trabajos. Le conté que si no estuviera de novia lo primero que haría con mi primer sueldo, en realidad con mi primer trabajo, dado que como todos sabemos, en Argentina un sueldo te alcanza para pagar el gimnasio, comprarte un par de zapatos y colaborar con tu familia, en fin, lo que haría con él sería un viaje, le dije. El cual no significaba unas simples vacaciones de quince días, sino un viaje, un viaje largo. Un viaje vivido en otro continente, en otra cultura.

Siempre tuve el deseo de chica de vivir esas experiencias de “Intercambios entre países” , el cual implicaba, en aquella época, ir 3 o 6 meses a un país, a la casa de una familia desconocida, que estaba predispuesta a brindarme alojamiento, a cambio de que mi familia lo haga con algunos de sus hijos al mismo u otro tiempo. Pero como muchas cosas en la vida, el tiempo pasó y no se cumplió mi deseo. Es ahí, donde dije que nunca más iba a poder hacerlo, que solo lo que podía llegar a pasar es de grande tener un buen sueldo e ir a distintas partes del mundo solo por 15 días, y la verdad que ese no era mi verdadero sueño.

No sé porque motivo siempre dije que mi país favorito es Australia, recuerdo de chica siempre decía que quería ir a Australia, que si tuviera la posibilidad de hacer el intercambio cultural elegiría Australia. Pasaron algunos días, luego de esa noche en la cual le conté a mi novio en qué invertiría mi dinero si no estuviera de novia; y explico el “si no estuviera de novia” simplemente porque Saul o sauli como le llamo yo, no es de esas personas aventureras, desestructuradas, capaz de renunciar a su empleo por un viaje al otro lado del mundo, capaz de vender todo aquello que sea necesario (y que tanto le costó tener) para irse y dejar todo. Bueno volviendo a que pasaron unos días de aquella noche me llega un mensajito diciendo: “amor! Nos vamos a vivir a Australia”, ahí me digo a mi misma, que gracioso este chico que juega con mis deseos de vida. Pero para seguirle el juego le digo: “ si amor, dale”; dando por sentado de que era un simple mensaje adicional a todos esos que hacemos cuando tenemos algún que otro momento de aburrimiento en nuestro trabajo.

Siguieron pasando los días, y una tarde mientras merendábamos me dice, ya le dije a mi mamá que nos vamos a vivir a Australia. Y ahí reacciono y me digo a mi misma, no estamos trabajando, no estamos aburridos y no estamos escribiendo un mensaje adicional a todos esos que hacemos cuando tenemos algún que otro momento de aburrimiento en nuestro trabajo. Es ahí donde la euge cae y dice la pucha, me lo dice enserio. Reacciono y le pregunto: - De verdad?, sorprendida de sus palabras. – Sí, me dice.



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